Estudiando la caja fuerte
—¿Y
no dijo algo antes de diñarla?
—Solo dijo... atención.
—¿Nada más?
—Bueno, fue un susurro.
—En su estado no esperarías que gritase.
—Ya…
—Sería todo un derroche de energía. ¿Qué tenía en los bolsillos?
—Una cartera de piel.
—Dámela.
—Ehhh… no tenía dinero, solo su documentación… la dejé allí.
—…
—¿Qué pasa jefe?
—¿Pero no sabes dónde estamos ahora mismo, imbécil?
—¿…En su piso?
Destellos rojos y azules tintaron las ventanas.