Vuelve, me dijo con voz trémula, son malos tiempos incluso para
nosotros, los blancos. El desolador viaje de regreso me abrió los ojos.
Sólo pájaros, muchos pájaros y ningún ser humano. Aquella pintura
inacabada, un retrato de mi madre, debe seguir en el estudio, sobre el
caballete, cubierta de polvo, esperando algún concurso que nunca se
celebrará. No me hago ilusiones, mi único consuelo es poder despedirme
de ella.
Mintiendo a Diestro y Siniestro
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—Brecht, Gide, Huxley, Kafka, Mayakovski, Wilde… —Venga, decídete ya, escoge uno. —Voy, voy… que no sé cuál llevarme. —Da igual, si el...
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Se cierra la celda. — ¡Coño, compañero nuevo? —sonrió Manuel. — Temporalmente, no te hagas ilusiones —dijo Pietro abatido. ...
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Siete, como las vidas que debería tener un gato, respondí. La dependienta me entregó el ramo de rosas y agradeció...
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