Volvió a meterse bajo el sistema hidráulico. Cogió una de las llaves inglesas y tras apretar las tuercas esbozó una sonrisa.
—Has tenido suerte, no hay necesidad de programarlo, unos puntos de soldadura y como nuevo. ¿Cómo se daño la armadura el robot?
—Una inconsciencia. Paseábamos entre las hierbas altas, con el modo usuario activado, cerca de mi casa y un rinoceronte surgió tras unos matorrales.
—Vaya, y el…
Negó con la cabeza y le mostró el cuerno que llevaba en su mochila.
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