“La verdad y la mentira están en el mismo lugar, nuestro interior, pero cada uno elige a cuál de ellas abrazará cuando se va a la cama.” Fue la última de sus confesiones, aquel viejo harapiento, ciego hacía una década, pedía limosna a cambio de su insolencia. Sería mala suerte o mala puntería, no lo sé, las mentiras siempre son más bellas que la verdad, pero aquel día arrojamos muchas piedras y solo la última le dio en la cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario